Aunque los médicos le dieron de tres a seis meses de vida y le prohibieron viajar, Angélica sacó sus últimas energías para reencontrarse con su esposo deportado, a quien le encargó que velara por el hijo de ambos cuando ella muera.
La mujer padece un cáncer que se le está regando por todo el cuerpo, y aun así, cruzó la frontera en California, donde reside, hacia Tijuana (México), para despedirse del amor de su vida.
Angélica y Vidal Monterrosa llevan 18 años de matrimonio. Se casaron cuando apenas tenían 20 y 19 años, respectivamente, y son los padres de Alfredo, de 10.
Hace tres años, Vidal fue deportado de los Estados Unidos por segunda vez.
La pareja no pide documentos o un perdón migratorio para Vidal. Tan solo imploran por una visa humanitaria que le permita a él estar presente durante el funeral de su amada.