Después de escándalos y arrestos, incertidumbre y cambios de última hora, la Copa América Centenario concluye el domingo con un duelo entre dos vecinos y rivales que estuvieron en esta misma posición.
Argentina y Chile, protagonistas de la final de la Copa América pasada, vuelven a encontrarse con un título de por medio y suman otro capítulo a una rivalidad cada vez más subida de tono entre los países separados por la cordillera de los Andes.
Chile ganó aquella final del 4 de julio de 2015 en el Estadio Nacional de Santiago. Fueron 120 minutos sin goles, saldados después con una definición por penales que favoreció al anfitrión, que levantó el primer trofeo en su historia futbolística. Para la Argentina de Lionel Messi, fue su segunda final perdida en años consecutivos, luego de caer ante Alemania en el último partido de la Copa del Mundo de Brasil.
"La final pasada ya pasó y esta es una nueva y el resultado final, si es positivo para nosotros, no cambia nada", declaró el técnico argentino Gerardo Martino el sábado. "Intentar repetirlo no es fácil, haberlo conseguido es un gran logro, en definitiva lo que buscábamos era intentar llegar a este lugar".
La Albiceleste quiere acabar con una sequía de títulos que ya alcanza los 23 años, desde la Copa América de 1993 que conquistó con jugadores como Gabriel Batistuta, Diego Simeone y Oscar Ruggeri. Aquel fue el 14to título continental de Argentina, una cifra que quedó congelada en el tiempo y que ya fue superada por las 15 coronas de Uruguay.
Argentina llega a esta final en un momento de gracia, ganadora de sus cinco partidos con balance goleador de 18-2, incluyendo su victoria 2-1 sobre Chile en su primer encuentro del torneo. Messi es el segundo máximo artillero del campeonato con cinco dianas, una menos que el chileno Eduardo Vargas, y hasta ahora el equipo de Martino parece no extrañar a Angel Di María, lesionado en el segundo compromiso ante Panamá.
Messi ni siquiera jugó hace tres semanas ante Chile, todavía aquejado por una lesión de espalda que sufrió en un amistoso previo a la Centenario. Después salió de la banca en los dos partidos siguientes de la fase de grupos, y fue titular por primera vez en la goleada de 4-1 a Venezuela por los cuartos de final.
"La inclusión o no de Messi en un equipo condiciona lo que uno puede programar", señaló el sábado el técnico de Chile, Juan Antonio Pizzi. "Pero es completamente diferente el entorno, la instancia, todo lo que hay alrededor del partido no tiene nada que ver con lo que vivimos hace 20 o 25 días en el primer partido que jugamos en la fase de grupos".
El astro del Barcelona metió un magistral tiro libre en el triunfo 4-0 sobre Estados Unidos en las semifinales, con el que desplazó a Batistuta como máximo goleador en la historia de la selección argentina con 55 tantos.
"Lógicamente hay que utilizar algún mecanismo para contrarrestar esas virtudes, porque si no terminan marcando diferencias y termina siendo el que desequilibra el partido", advirtió Pizzi sobre el delantero del Barcelona.
Más allá de los récords individuales, Messi sigue en busca de su primer trofeo con la selección mayor. Una deuda que, recién cumplidos los 29 años y con el padre tiempo pasando factura, espera saldar frente a la Roja.
"No sé si es la última oportunidad, pero hay que aprovechar esta que queda nuevamente y agarrar esta copa como sea", expresó el viernes el que ha sido el mejor jugador de la Centenario. "Es la cuarta final que me toca jugar con la selección y me gustaría que algún día cambie la historia y pueda ser campeón".
Messi también disputó la final de la Copa América de 2007, que Argentina perdió 3-0 ante Brasil.
Mientras Chile llega al partido en East Rutherford, Nueva Jersey, en plenitud y con un Vidal descansado, Argentina está atormentada por varias lesiones. Martino dijo que Di María está disponible, aunque es improbable que arranque de titular, y su reemplazante en el extremo izquierdo Ezequiel Lavezzi se fracturó un codo en las semifinales y quedó marginado del torneo.
Otro jugador que usualmente se desempeña por ese sector, Nicolás Gaitán, también está tocado, aunque aparece en la convocatoria para el domingo, señaló el timonel.
Las dudas que había en Chile después que Pizzi reemplazó a Jorge Sampaoli, gestor de la coronación en 2015, quedaron despejadas y el equipo ha ido de menos a más en el torneo.
"Lo único que cambia del año pasado hasta ahora son dos cosas: uno es el técnico, que lo ven, y dos es el año", dijo el mediocampista chileno Marcelo Díaz. "Los jugadores son prácticamente los mismos, las tácticas son exactamente lo mismo, solamente debemos pensar en que sí nuevamente podemos ganarle a Argentina, porque somos un equipo que confía mucho en sus capacidades, no tan solo en lo individual, sino en lo colectivo, y es así donde nos hacemos muy fuertes".
El duelo Chile-Argentina baja el telón de un torneo azotado casi desde su creación por el peor escándalo de corrupción en la historia del fútbol. La mayoría de sus gestores, líderes de la Conmebol y la CONCACAF, están detenidos o a la espera de ser sentenciados por acusaciones de haber recibido millones de dólares en sobornos a cambio de los derechos comerciales de torneos de fútbol, entre ellos la Centenario.
De todas formas, los organizadores dijeron que el torneo ha sido un éxito, con un promedio de asistencia de 46,000 fanáticos por partido, incluyendo la final que ya está agotada.
"Estas son cifras de Copa del Mundo", afirmó el jefe del comité organizador y presidente de la federación estadounidense, Sunil Gulati.
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